
Uno de los mayores retos que enfrentan las empresas en crecimiento, especialmente las pymes y los emprendedores, es el acceso a financiación. Contar con recursos económicos en el momento adecuado puede marcar la diferencia entre el estancamiento y el despegue. Sin embargo, no existe una fórmula única: el tipo de financiación ideal dependerá del momento que atraviese tu negocio, del nivel de riesgo que estés dispuesto a asumir y de tus necesidades concretas de liquidez.
En la actualidad, las opciones de financiación van mucho más allá de los tradicionales préstamos bancarios. Desde el autofinanciamiento hasta la inversión de capital riesgo, pasando por opciones innovadoras como el crowdfunding o el factoring, el abanico es amplio y diverso. Conocer estas alternativas te permitirá tomar decisiones más informadas y estratégicas.
En este artículo te presentamos 12 formas de financiación empresarial, explicando en qué consiste cada una, sus principales ventajas y en qué momento es más recomendable recurrir a ellas. Ya estés comenzando una nueva aventura empresarial o buscando impulsar un crecimiento sostenido, aquí encontrarás ideas útiles para fortalecer tu estructura financiera.
1. Bootstrapping
El bootstrapping consiste en financiar tu empresa con recursos propios, sin recurrir a fuentes externas como préstamos o inversores. Puede incluir tus ahorros personales, ingresos iniciales del negocio o el apoyo financiero de familiares.
¿Cuándo usarlo?
Ideal en las fases iniciales de un negocio, cuando aún no se quiere ceder control o asumir deuda. Es recomendable si tienes recursos suficientes y buscas validar tu idea sin depender de terceros.
2. Crowdfunding
El crowdfunding permite financiar un proyecto a través de pequeñas aportaciones de muchas personas, generalmente a través de plataformas online. Existen distintos tipos: de recompensa, de donación, de capital y de préstamo.
¿Cuándo usarlo?
Muy útil para startups o proyectos creativos que buscan validación temprana del mercado o generar comunidad. Ideal si tienes una propuesta innovadora y sabes cómo comunicarla bien al público.
3. Business angels
Inversores privados que aportan capital y experiencia a startups con alto potencial de crecimiento. Suelen participar en fases iniciales y buscan retorno a medio o largo plazo.
¿Cuándo usarlo?
Cuando tienes una idea innovadora y escalable, pero necesitas más que dinero: contactos, mentoría y visión estratégica. Requiere estar dispuesto a ceder parte del capital.
4. Factoring o descuento de pagarés
Consiste en adelantar el cobro de tus facturas o pagarés antes del vencimiento, a través de una entidad financiera. A cambio, se paga una comisión o interés.
¿Cuándo usarlo?
Perfecto para negocios con clientes solventes que pagan a plazos. Te ayuda a mantener liquidez sin recurrir a deuda, y es útil en momentos de crecimiento o cuando necesitas cubrir gastos operativos inmediatos.
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5. Confirming
Servicio que permite a una empresa gestionar el pago a sus proveedores a través de una entidad financiera. El proveedor puede cobrar de forma anticipada, mejorando su liquidez.
¿Cuándo usarlo?
Recomendable si quieres fortalecer tu relación con proveedores y mejorar tu gestión de pagos. Es útil para empresas con alto volumen de compras a crédito.
📄 Artículo relacionado: ¿Qué es el confirming y para qué sirve?
6. Préstamo bancario
Es una de las formas más tradicionales de financiación. El banco presta una cantidad fija que deberás devolver en un plazo determinado con intereses.
¿Cuándo usarlo?
Adecuado para financiar inversiones concretas a medio o largo plazo (compra de maquinaria, expansión, etc.). Conviene tener un buen historial financiero y un plan de negocio sólido.

7. Líneas de crédito bancario
Es un producto financiero que permite disponer de fondos hasta un límite establecido. Solo pagas intereses por la cantidad utilizada, no por el total disponible.
¿Cuándo usarlo?
Ideal para cubrir necesidades de tesorería puntuales o desajustes de liquidez. Útil para negocios estacionales o con flujos de caja variables.
8. Microcréditos
Son préstamos de pequeño importe ofrecidos normalmente por entidades públicas o fundaciones para emprendedores que no pueden acceder a financiación tradicional. Suelen tener condiciones más flexibles.
¿Cuándo usarlo?
Interesante para autónomos o pequeñas empresas que empiezan y necesitan una inyección inicial de capital, especialmente si no cuentan con garantías o historial crediticio.
9. Préstamo participativo
Tipo de préstamo híbrido entre deuda y capital. Los intereses pueden depender del rendimiento de la empresa. No exige garantías y mejora la estructura financiera.
¿Cuándo usarlo?
Muy útil en etapas de crecimiento o consolidación, especialmente si buscas una financiación flexible sin diluir el capital.
10. Subvenciones públicas
Ayudas económicas ofrecidas por administraciones públicas para fomentar la creación o consolidación de empresas. No suelen requerir devolución, pero exigen cumplir ciertos requisitos.
¿Cuándo usarlo?
Siempre que haya convocatorias activas relacionadas con tu sector o zona geográfica. Puede complementar otras formas de financiación y reducir riesgos.
11. Crédito comercial
Es el plazo de pago que te ofrecen tus proveedores para que les abones tus compras más adelante (30, 60 o 90 días). Actúa como una financiación a corto plazo.
¿Cuándo usarlo?
Muy útil para gestionar mejor tu tesorería sin intereses adicionales. Recomendable negociar buenas condiciones con proveedores habituales.
12. Fondos de capital riesgo
Fondos que invierten capital en empresas con alto potencial a cambio de participación accionarial. Buscan altos retornos en el medio-largo plazo y suelen involucrarse en la gestión.
¿Cuándo usarlo?
Si estás en una fase de expansión acelerada y necesitas capital importante para crecer rápidamente. Implica ceder control parcial, pero puede aportar gran valor estratégico.
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El crecimiento empresarial requiere visión, estrategia y, por supuesto, financiación. Como has visto, existen múltiples vías para impulsar tu negocio, cada una con características y momentos ideales distintos. No se trata de elegir una única opción, sino de construir una estrategia financiera que combine distintas fuentes en función de tus necesidades y objetivos.
La clave está en conocerse bien como empresa, entender las etapas del ciclo de negocio y evaluar los costes y beneficios de cada tipo de financiación. Rodéate de buenos asesores, estudia las alternativas disponibles y toma decisiones informadas. Porque con la financiación adecuada, tu empresa no solo podrá crecer: podrá hacerlo con solidez, sostenibilidad y proyección de futuro.
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